Tras años consolidando su posición de liderazgo en ecommerce, Amazon ha decidido dar respuesta al auge del fenómeno low cost, impulsado por Temu, AliExpress y Shein. El resultado es Amazon Bazaar, una experiencia paralela al Amazon tradicional, basada en precios ultra bajos, envíos económicos y tiempos de entrega extendidos.
Para las marcas de retail y producto físico, la pregunta clave no es qué es Amazon Bazaar (aunque también hablaremos de ello), sino qué nos está diciendo sobre el futuro del B2C y las expectativas del consumidor.
El concepto de Amazon Bazaar: qué es exactamente
Amazon Bazaar nace como respuesta directa al modelo de los grandes “bazares” globales online, principalmente Temu y AliExpress. Todos ellos basan su estrategia en un surtido casi infinito con precios extremadamente bajos, y estaban ganándole terreno a Amazon (y otras marcas y marketplaces) en determinadas categorías de producto.
Amazon replica ese concepto, pero enfatizando su valor competitivo en los matices gracias a los que siempre ha liderado el ecommerce global: confianza, pagos seguros y su política de devoluciones.
Más allá de eso, por lo que sabemos hasta ahora, Bazaar se comporta de forma muy similar a sus competidores asiáticos:
- Catálogo enorme de productos, generalmente de marcas desconocidas (o sin marca).
- Alta rotación de productos.
- Precios bajos (muchos productos por menos de 10$).
- Entrega en torno a 14 días, con envío gratis a partir de un mínimo de precio.
- Promociones variadas y constantes: descuentos por cantidad, ofertas flash y cierto grado de gamificación.
- Orientado a compras más impulsivas y que surgen de explorar, curiosear, descubrir cosas que “quizá me sirven y son baratas”.

China, el low cost y su influencia en los hábitos de compra
El rápido ascenso de Temu, Shein y AliExpress no solo cambió dónde compramos, sino nuestras expectativas y patrones de compra. Podemos resumir su impacto en tres puntos:
La compra como entretenimiento
Si ya mucha gente utilizaba los marketplaces y tiendas online como pasatiempo, simplemente para ver productos, estas plataformas lo llevan al siguiente nivel.
Sus webs y, sobre todo, sus apps funcionan no solo como tiendas, sino como plataformas de engagement. Más allá del feed infinito de artículos, también son interfaces llenas de estímulos que generan, incluso, cierto nivel de adicción: ofertas constantes, desafíos, recompensas por check-in diario, gamificación…
Logística “barata, pero suficiente”
El consumidor ya no exige urgencia para todo. En función del producto, está dispuesto a aceptar entregas más lentas (de 10-20 días o incluso más en determinados casos), siempre que el precio lo justifique. Esto, además de reducir la presión en la cadena logística, amplía el abanico de productos.
Precios bajos, consecuencia de los envíos directos
El producto no pasa por un almacén nacional, un retailer o una cadena compleja de distribución, sino que casi siempre se envía directamente desde la fábrica al consumidor. Esta desintermediación reduce costes y permite precios imposibles para operadores tradicionales. Y son esos precios los que se están posicionando como el estándar en la mente del consumidor global.
Bazaar, ¿por qué ahora? El cambio en el comprador digital
Pero, ¿realmente es Bazaar solo una respuesta a la “competencia”? Si lo pensamos detenidamente, AliExpress lleva años existiendo y actuando como alternativa a compras de determinados segmentos o contextos.
Sin embargo, son los datos más recientes (por ejemplo, los más de 200 millones de descargas de Temu en 2024) los que marcan un punto de inflexión e indican un cambio estructural en las compras online.
Así, Bazaar no nace (al menos, no exclusivamente) por motivos logísticos ni tecnológicos, sino culturales. El consumidor actual ha cambiado:
- Es extremadamente sensible al precio, especialmente en categorías donde la marca ya no aporta valor diferencial.
- Compra barato sin estigma e incluso se enorgullece de encontrar “chollos”.
- Disfruta la cultura de descubrimiento: explorar, comparar, “a ver qué encuentro hoy”.
- Es híbrido por defecto: combina compras “premium” (rápidas, cómodas y de marca) con compras low cost, donde el proveedor concreto importa menos que el precio.
- Está cada vez más abierto a nuevos formatos: mezcla primera mano, reacondicionado, outlet, segunda oportunidad, marketplace, etc.
- Es mucho menos fiel a las marcas: se mueven entre múltiples plataformas (y experiencias de compra) según categoría, urgencia y contexto.
- Tolera tiempos de entrega más largos si el ahorro es significativo.
Esto es parte del éxito de Temu, Shein y AliExpress, donde el precio, el descubrimiento y la rotación constante son los ejes.
Amazon no podía permitirse que ese tipo de compras salieran de su ecosistema. Y es precisamente eso lo que pretenden corregir con Bazaar: se desmarcan así del estándar Prime basado en rapidez al que tradicionalmente se asocia Amazon, abriéndose a compras menos exigentes en tiempos de entrega, pero con el precio en consonancia.
Qué pueden aprender las marcas retail y cómo competir ante el low cost
La llegada de Bazaar, por atacar directamente al low cost, puede parecerle ajena a marcas que no se mueven entre ese rango de precios. Sin embargo, que un gigante como Amazon mueva ficha es indicador de que algo está cambiando en el mercado. Y es nada más y nada menos que el comportamiento del consumidor.
En este contexto, competir no significa igualar precios imposibles, sino adaptar la oferta a las nuevas expectativas del comprador y reevaluar su capacidad de competir con su propuesta de valor, catálogo de productos y estructura operativa.
Competir donde puedes ganar: catálogo y pricing según la categoría de producto
No todas las categorías son igualmente sensibles al precio y, por ello, no todas compiten igual contra Temu o Bazaar.
Hay segmentos donde, por la naturaleza del producto, el low cost apenas compite: moda especializada, cosmética y cuidado personal con enfoque de calidad, suplementos y consumo recurrente, productos de autor (joyería, diseño…), etc.
Por eso, para la mayoría de marcas y retailers, no tiene sentido defender segmentos donde el precio es el factor dominante.
El esfuerzo debe centrarse en los ámbitos donde el low cost no puede competir, reforzando la diferenciación de producto por otras vías: calidad demostrable, entrega rápida cuando importa, servicio postventa, contenido de marca que aumente la percepción de valor, omnicanalidad, etc.
A partir de ahí, enfocar bien el trabajo depende de los datos. Es imprescindible poder responder a preguntas como:
- ¿Qué productos pueden asumir descuentos sin erosionar margen?
- ¿Qué SKUs requieren entrega premium y cuáles pueden ir a logística económica?
- ¿Dónde puede haber roturas de stock y cómo anticiparlas?
- ¿Qué artículos pueden actuar como “palanca” para aumentar la cesta media?
Crear experiencias de “descubrimiento” dentro de tu propio ecosistema
El modelo de “compra como entretenimiento” se puede trasladar al retail sin caer en dinámicas agresivas ni erosionar la marca.
Las experiencias de descubrimiento funcionan especialmente bien en ecommerce propio:
- Secciones de productos destacados, con rotación rápida: “Recién llegados”, “Virales en TikTok”, “Selección del editor”, etc.
- Apartados basados en el comportamiento del consumidor: por ejemplo, “Creemos que esto podría gustarte”, basándonos en el perfil del usuario y sus compras previas o su lista de favoritos para ofrecerle productos similares.
- Menciones a la urgencia, como secciones de “Quedan pocos” o etiquetas de “Últimas unidades” en la propia página de producto o la cesta.
Estas dinámicas reproducen la “lógica Temu” (rotación, curiosidad y recompensa rápida), pero adaptadas a un estándar más cuidado y propio de una marca.

Fidelizar con ofertas adaptadas al nuevo consumidor
El consumidor actual es menos fiel a las marcas, pero sigue siendo altamente fidelizable si se le ofrece el incentivo adecuado.
Las compras impulsivas, que serían el motor de Amazon Bazaar, no se limitan a artículos baratos: pueden activarse en cualquier categoría si la oferta transmite oportunidad real. Promociones con límite de tiempo, unidades restringidas o condiciones exclusivas pueden hacer que productos que llevaban meses en la mente del consumidor se conviertan en ventas.
Además, este enfoque no erosiona el posicionamiento de marca. De hecho, está más que normalizado: lo vemos cada año en campañas como el Black Friday, al que se suman marcas de todo tipo, incluso de lujo, sin comprometer su valor percibido.
Las promociones pueden adoptar muchas formas, más allá del típico “-10%”:
- Combos y packs a menor precio, que funcionan como mecanismo de descubrimiento.
- Unidades extra con descuento.
- Ofertas del tipo “Compra X y llévate Y”.
Todo esto debe convivir con programas de fidelización coherentes, omnicanales y automáticos. Si el producto o la marca aún no han generado fidelidad por sí mismos, los incentivos basados en precio y recurrencia pueden complementar esa carencia: incentivos por comportamiento, beneficios por recurrencia, etc.
Para gestionar esta complejidad sin generar más trabajo interno, Gextia tiene paquetes específicos:
- Promociones: gestionar códigos, reglas, restricciones, prorrateo de descuentos y análisis del impacto desde un único backend.
- Fidelizados: acumular, gestionar y canjear puntos con reglas personalizadas y visibilidad completa en cualquier canal.

La tienda física como ventaja competitiva irreplicable
En un mundo donde todo parece digital, la tienda física sigue teniendo un rol clave como diferenciador.
Más allá de cubrir a cierto sector de consumidores que prefieren ver, tocar y probar el producto antes de comprarlo, también se destaca por la inmediatez y por ofrecer otras comodidades: recogida de pedidos online, devoluciones omnicanal, asesoramiento, gestión postventa, etc.
Cuando está conectada operativamente al ecommerce y al resto de canales (stock, promociones, fidelización, historial del cliente), la tienda física se transforma en una ventaja competitiva que las plataformas low cost no pueden replicar a escala. De hecho, se han visto ejemplos del impacto que genera la tienda física en el éxito de puntos de venta puntuales, como los pop-ups físicos de Shein. Así, quienes integren bien ambos mundos aumentarán el valor percibido.
Aumentar (o plantear) presencia en marketplaces
Hay ciertas fricciones, como los costes de envío, que se pueden mitigar iniciando o aumentando la presencia de una marca en marketplaces, precisamente como Amazon.
Lo importante a la hora de vender en Amazon, es hacerlo con control operativo e integrarlo con el resto de la gestión del negocio. Para ello, conectores como los de Gextia para Amazon FBM y Amazon FBA permiten gestionar inventario propio y FBA desde un único sistema, automatizar reposiciones, mantener precisión operativa, etc.
Nuevas categorías para monetizar “segundas oportunidades”
El consumidor ha cambiado su relación con el “producto perfecto” y ya no solo no rechaza, sino que busca productos fuera de temporada, con embalaje dañado, reacondicionados (especialmente en hardware) e incluso con pequeñas taras.
Esto ocurre porque la sensibilidad al precio es muy alta y ya no está mal visto “comprar barato”. Buscar “oportunidades” se ha convertido en un pasatiempo.
Las grandes marcas ya están explotando estas líneas sin dañar su oferta principal, como vemos en gigantes de moda que abren tiendas outlet y secciones de segunda mano. Lo mismo ocurre en marketplaces de tecnología, que venden productos reacondicionados, y en supermercados que abaratan productos con fecha de caducidad cercana.
Con estas estrategias, no solo se impulsa la economía circular y se refuerza la sostenibilidad, sino que también se generan beneficios económicos directos. La empresa recupera márgenes que antes se perdían por completo al dar salida a productos que tradicionalmente acababan inmovilizados o destruidos. Al mismo tiempo, el cliente percibe que obtiene un artículo de marca a un precio mucho más ventajoso, incrementando la satisfacción y la predisposición a repetir compra.
Además, estos nuevos segmentos amplían significativamente la base de clientes: captan a consumidores que no habrían adquirido el producto a precio estándar por motivos económicos, pero que sí están dispuestos a entrar en la marca cuando encuentran una oferta atractiva y transparente.
Eso sí, para que estas nuevas líneas funcionen, la operativa debe estar muy bien estructurada y definida, principalmente a nivel inventario:
- Clasificación del stock por estado.
- Reglas de precio por condición.
- Integración con el inventario real.
- Automatización para evitar errores.
En definitiva, Bazaar es solo una confirmación más de la transformación que se está viviendo en las compras online:
- El consumidor ya no es fiel a una plataforma, sino a la necesidad de cada momento.
- La conveniencia sigue siendo decisiva, pero no siempre se requiere inmediatez.
- La eficiencia operativa será lo que separe a quienes lideran del resto.
- Los marketplaces seguirán siendo clave como estrategia, pero requieren control y rigor para no derivar en caos.
- La tienda física sigue siendo una ventaja competitiva, siempre y cuando esté bien integrada.
Los próximos años los liderarán los retailers capaces de gestionar más canales, más reglas y más complejidad con precisión. Y esa capacidad depende directamente de la estructura operativa: inventario centralizado, catálogo unificado, promociones coherentes, fidelización omnicanal, TPV conectado y marketplaces integrados.
Una base que plataformas como Gextia están diseñadas para hacer posible.







