SDDR en España: lo que viene y cómo afecta a las empresas

Autor: Sara López

España espera implementar el mayor sistema de retorno de envases de Europa. El SDDR va a requerir a las empresas una trazabilidad verificable, por lo que deberán adaptar su operativa.

España se prepara para implementar el mayor sistema de retorno de envases de Europa. Aunque la Ley de Residuos establece que el SDDR debería estar en marcha en 2026, el sector considera más realista que el despliegue completo llegue hacia finales de 2028, cuando el sistema podría estar plenamente operativo.

¿Lo más llamativo? Su magnitud: el objetivo es recuperar los más de 18.000 millones de envases de un solo uso que se ponen en el mercado al año, con aproximadamente 500.000 puntos de venta implicados. Una transformación que va mucho más allá de colocar máquinas de recogida.

Este cambio va a afectar, directa o indirectamente, a las empresas que ponen envases en el mercado. Aunque en apariencia la perspectiva parece puramente ambiental, tendrá impacto en otras áreas de la empresa: operativa, legal, financiera y, por supuesto, tecnológica.

¿Qué es exactamente un SDDR? SDDR y trazabilidad

El SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno) establece que determinados envases de bebidas se vendan con un depósito económico extra que el consumidor recupera al devolver el envase vacío. Esta dinámica obliga a fabricantes, distribuidores y puntos de venta a aceptar y gestionar la devolución, ya sea de forma manual o automática mediante máquinas.

Pero la complicación no es sólo operativa o en relación a los incentivos. El reto es, sobre todo, de trazabilidad: será necesario demostrar, con datos verificables, qué cantidades de envases se ponen en el mercado, cuáles se recogen y en qué condiciones.

Esto requiere una gestión robusta de la información, y alcanzar ese nivel de seguimiento exige mucho más que hojas de cálculo o herramientas dispersas. Requiere una infraestructura de gestión transversal, ágil y fiable.

Lo que exige el SDDR… y lo que te da un buen ERP

El impulso del SDDR no surge de la nada. Su implantación responde a la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que establece objetivos concretos de recogida y reciclaje. Y, cuando no se cumplen –como ha ocurrido en España, donde no se alcanzó ni el 50% de recogida en 2023 frente al 70% exigido–, la ley activa la obligación de implantar sistemas como el SDDR.

A esto se suma la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), que obliga a las empresas a asumir el coste de la recogida, tratamiento y posible reutilización de los envases que ponen en circulación.

Además, en febrero de 2025 entró en vigor el reglamento UE 2025/40, comúnmente denominado PPWR (Packaging and Packaging Waste Regulations), que va a determinar, entre otras cosas, cuotas mínimas de reutilización de envases y nuevas exigencias de gestión. Será a partir de agosto de 2026 cuando se empiecen a aplicar sus medidas.

Todo ello implica más responsabilidades, más datos y más auditorías.

Con tantas cosas sobre la mesa, la gestión es mucho más compleja: más datos, más controles, más auditorías… En este contexto, no se puede depender del típico Excel ni de otros sistemas improvisados. Se va a necesitar una infraestructura digital que permita:

  • Anticiparse a cambios normativos (como cuotas mínimas de reutilización de envases).
  • Asegurar la veracidad de los datos reportados ante inspecciones para evitar sanciones.
  • Escalar operaciones sin duplicar esfuerzos administrativos.

Gextia como base de datos y trazabilidad

Contar con un ERP puede marcar la diferencia en prácticamente todas las áreas de una empresa, pero interesa revisar su uso de cara al cambio que se dará a nivel nacional con respecto al SDDR.

En Gextia contamos con paquetes que, aunque no son específicos para el SDDR, sí están pensados para el cumplimiento de la normativa actual y facilitan una base sólida de trazabilidad y gestión que será clave para adaptarse a este cambio.

Plastic Tax: seguimiento de los envases de plástico

En España existe un impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizables, que a menudo se conoce como Plastic Tax.

Para facilitar su gestión, creamos el paquete Plastic Tax de Gextia, que ayuda a registrar la cantidad de plástico por producto, diferenciar plástico total y no reutilizable y generar automáticamente el Libro de Existencias, requisito fiscal obligatorio.

Este paquete nació con un enfoque fiscal y, de hecho, su uso más común es la generación de transacciones para el modelo 592, que permite gestionar el impuesto previamente mencionado. Sin embargo, este paquete aporta una ventaja adicional: estructurar datos de materiales y envases. Una trazabilidad que, sin ser equivalente al SDDR, ayuda a preparar la empresa para entornos donde los registros son esenciales.

Fabricación Base: estructura y trazabilidad desde el principio

Adaptarse al SDDR no solo va a implicar hacer seguimiento de lo que sale del almacén, sino también de lo que ocurre mucho antes: en la fabricación. Si no tienes visibilidad sobre lo que produces, difícilmente podrás asegurar la trazabilidad de lo que vendes.

Gextia cuenta con un paquete específico llamado Fabricación Base, pensado para empresas que elaboran, ensamblan o transforman producto físico y que necesitan establecer una base sólida de control sin entrar aún en una fabricación compleja.

Con este paquete puedes gestionar órdenes de producción, materiales e inventario de forma centralizada y conectada con otras áreas clave como logística. También permite una trazabilidad completa de los procesos y materiales utilizados en las órdenes de producción, definiendo también listas de componentes (BoM).

Esto no sustituye a las obligaciones del SDDR, pero sí establece una base operativa y de datos para afrontarlas con garantías, como un primer paso estratégico para asegurar que producción y, en general, toda la operativa, estén alineadas con los requisitos que supondrá el SDDR.

Más allá del cumplimiento: oportunidad de mejora real

De primeras, adaptarse al SDDR puede sonar a carga extra. Y, efectivamente, lo será para las empresas con sistemas desactualizados o procesos poco definidos.

La buena noticia es que, a nivel legislativo, el calendario parece dar margen suficiente. Pero el tiempo solo sirve si se aprovecha bien, y eso implica actuar desde hoy mismo: revisar procesos, integrar sistemas y prepararse para gestionar con datos y no con suposiciones.

Al fin y al cabo –y más allá del cumplimiento legal– muchas de las exigencias que conllevará el SDDR ya deberían formar parte del día a día de cualquier empresa que trabaja con producto físico. Por ejemplo:

  • Trazabilidad del producto y envase.
  • Documentación consistente y accesible para posibles inspecciones o auditorías.
  • Gestión de retornos/devoluciones.
  • Integración entre áreas: que ventas, compras, producción y finanzas trabajen con datos sincronizados.

En definitiva, podemos ver el SDDR como algo más que un reto ambiental y de cumplimiento normativo. Es la excusa perfecta para que muchas empresas dejen atrás esos modelos operativos ineficientes y sistemas desconectados que les impiden crecer en un entorno cada vez más exigente.

Es aquí donde sale a relucir el valor de contar con un buen ERP: una herramienta que conecte todas las áreas de la empresa, desde fabricación hasta finanzas, y que permita gestionar de forma integrada y ágil la operativa.

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